¿Puede una planta de tomate realizar la polinización por sí misma?

Los tomates son uno de los vegetales de jardín más populares y abundan las preguntas sobre ellos. Los jardineros se preguntan si necesitarán más de una planta para cosechar o si necesitan plantas masculinas y femeninas. Tenga la seguridad de que su planta de tomate puede autopolinizarse, pero no sin la ayuda de la naturaleza.

Flores de tomate

Las flores de tomate contienen órganos reproductivos masculinos y femeninos. Múltiples estambres masculinos rodean el pistilo femenino ubicado en el centro de cada flor. Con esta disposición, la polinización puede tener lugar en presencia de un fuerte viento o un polinizador adecuado, siempre que las condiciones ambientales sean adecuadas para que el polen prospere. Debido a que cada flor contiene ambos sexos, una sola planta de tomate puede fertilizarse fácilmente.

El papel de los polinizadores

Aunque los polinizadores no son estrictamente necesarios para la polinización del tomate, pueden aumentar los rendimientos de manera significativa. Los abejorros son los polinizadores de elección para las plantas de tomate y se utilizan a menudo en la producción de invernadero. Cuando aterrizan en la flor, los abejorros sonican vibrando los músculos de sus alas sin volar. La acción hace que el polen de tomate pegajoso se suelte de los estambres y caiga sobre el pistilo.

Cómo funciona la polinización

Una vez que los granos de polen han aterrizado en el pistilo, las hormonas le dicen al polen que crezca en tubos que se infiltran en el pistilo con el fin de entregar el esperma directamente en uno de los óvulos en el ovario. La fertilización requiere la creación de un zigoto de planta y un contenedor de almacenamiento de alimentos llamado endosperma. La cubierta de la semilla se formará sobre estas dos estructuras, empacando la planta embrionaria con una fuente de alimento estable que la nutrirá hasta que pueda comenzar la fotosíntesis.

Problemas de polinización

La reproducción del tomate es un proceso delicado y está muy influenciado por la temperatura ambiente y la humedad relativa. Las bajas temperaturas interfieren con el crecimiento de los tubos de polen, mientras que las altas temperaturas detienen la producción de polen. Los altos niveles de humedad hacen que el polen sea demasiado pegajoso para desprenderse adecuadamente, mientras que los niveles bajos lo hacen demasiado seco para adherirse al pistilo. Las temperaturas ideales son entre 55 y 70 grados Fahrenheit por la noche y por debajo de 85 F durante el día. La humedad relativa entre 40 y 70 por ciento es óptima para la polinización.

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